Espacio de Trabajo

Liderazgo en el Mar

Lecciones de liderazgo desde la regata transatlántica Atlantic Rally For Cruisers

Por Rick Bomer
Director de Ventas de Coalesse
para Europa, Oriente Medio y África

Son las 4 de la mañana. Salvo el espectacular manto de estrellas, no hay mucho que ver. Sabemos que hay otras embarcaciones cerca, pero nos sentimos completamente solos en medio de un océano que no perdona. Esta noche mi idea es mantener un rumbo fijo y romper el récord de navegación extrema para una travesía transatlántica.

De vuelta en tierra firme, ya con tiempo para reflexionar, pienso en esas noches y en lo que logramos. Los miembros de mi tripulación y yo ganamos la Atlantic Rally for Cruisers (ARC), una regata que parte de las Islas Canarias hasta llegar a Santa Lucía, atravesando el atlántico sin motor en poco más de ocho días. Y también pienso en el liderazgo. Creo que hay algunas relaciones importantes.

Para alcanzar la excelencia en los negocios necesitamos equipos fuertes y que trabajen en una misma dirección. Esto puede suponer un desafío incluso en condiciones normales en el espacio de trabajo, cuando todos se sienten seguros y los niveles de estrés son relativamente bajos. Ahora imagínese lo que podemos aprender de una regata extrema: 15 personas viven juntas nueve días desplazándose a 23 nudos por hora en una cubierta que sube y baja sin cesar y que es más pequeña que la  mayoría de los despachos de cualquier CEO. Trabajamos en turnos estrictos: cuatro horas de trabajo y cuatro horas de sueño. Con que solo un miembro de la tripulación no haga su trabajo, la embarcación podría volcarse en cuestión de segundos. Las condiciones pueden cambiar rápidamente y la tripulación debe ser ágil y capaz de adaptarse.

Cuando pienso en lo que vivimos en esta regata, me dan ganas de compartir seis lecciones de liderazgo en el mar que se pueden aplicar a los negocios. La confianza es un elemento esencial de cada una de ellas. A bordo no solo se nos pide que confiemos en las capacidades y el juicio de nuestros compañeros, sino que literalmente ponemos nuestras vidas en las manos de los demás.


Lecciones de liderazgo desde el mar:

Aliméntate de la energía que crea el estrés.

¿Qué transforma a 15 seres humanos sometidos a mucho estrés en un equipo muy eficaz? En lugar de centrarse en las fuentes del estrés, céntrese en lo que puede hacer con el subidón de energía que le da el estrés. En esa situación céntrese en la colaboración. Cuando deja de centrar su atención en sí mismo y se centra en el equipo, el instinto natural de evitar el estrés desaparece, proporcionándole el coraje que necesita para hacer frente al origen de dicho estrés y transformarlo en un flujo de energía positivo y extremadamente poderoso.

Da a todos un turno para dirigir.

Para mantener el barco moviéndose a toda velocidad, es esencial que lo dirijan miembros que estén descansados. Esta no es la típica regata en la que un timonel inteligente puede marcar la diferencia en un sprint corto. No hay un líder único, todas las personas van desempeñando roles de dirección y de asistencia. La tripulación se divide en pequeños equipos que comparten la responsabilidad de mantener el rumbo. Cada uno de los miembros del equipo se toma tiempo para descansar y está a cargo cuando llega su turno. Si alguien lo está pasando mal, puede pedir ayuda a los demás. Pero aquí no hay cabida para héroes que quieren hacer más de lo que les toca, ya que acabarían cansados y su eficacia se vería reducida.

Comunica lo que sea necesario cuando sea necesario. Ni más. Ni menos.

Si el rol de timonel se pasa con frecuencia de un equipo a otro, es fundamental que la comunicación sea clara para mantener el rumbo y aplicar una estrategia coherente y consistente. Cuando voy a hacerme cargo del timón, quiero saber cuál es la estabilidad y la dirección del viento, el ángulo de las olas, el rumbo y otros datos cruciales. No des por sentado que veo lo que tú ves, especialmente porque mis ojos aún se están adaptando a la oscuridad. Esta transferencia debe ser todo lo efectiva y eficaz que sea posible y no quiero que me distraigan otros hechos que no son relevantes para el reto inmediato al que me enfrento.

4 Sé consciente.

Durante una regata, la disciplina es fundamental. Para arriar la vela mayor, hace falta que varias personas realicen una serie de tareas bien ensayadas. Los atajos nunca son buenos. La disciplina también conlleva ser consciente en todo momento y ser responsable con uno mismo. Por ejemplo, uno debe ponerse el equipo de seguridad antes de comenzar su turno en cubierta. Esto requiere 15 minutos para ponérselo y otros 15 para quitárselo. Cada 4 horas. Esos 30 minutos son el tiempo que se le quita al sueño y a la comida, por lo que uno podría tener la tentación de saltarse ese paso. Pero el equipo cuenta contigo para que rindas al máximo de tus posibilidades y cumplas un conjunto de principios acordados de antemano.

Anticipa los riesgos y las consecuencias de tus respuestas.

En el mar uno no tiene control alguno sobre ninguno de los factores externos que le rodean, como el viento o las olas. La velocidad y la eficacia de la embarcación dependen de que uno sea capaz de anticiparse a las consecuencias de todos los factores y de tomar las decisiones adecuadas. Si se aproxima una fuerte tormenta, ¿deberíamos intentar mantener el rumbo actual y dejar atrás la tormenta o cambiar el rumbo para evitar el mal tiempo (lo que añadiría kilómetros al viaje)? No se puede trazar una línea recta de Las Palmas a Santa Lucía, de modo que cada minuto tomamos nuevas decisiones. Continuamente intentamos encontrar el equilibrio entre llegar a nuestro destino sanos y salvos y llegar rápidamente, guiados por nuestra capacidad para prever lo que va a suceder y el impacto que tendrá cada una de las posibles respuestas.

Estate dispuesto a perder la orilla de vista.

Cuando se ha estado en el mar una semana, con la salitre endureciendo la piel y la vista aún no alcanza a vislumbrar el destino, uno se comienza a preguntar: «¿Por qué diantres decidí hacer esto?». A menudo, a ese pensamiento le sigue este: «¿Realmente es tan importante ganar?» ¿Cómo puede evitar que esto suceda? Volviendo a conectar con tus puntos fuertes y valores, uno se revigoriza. Al recordar todo lo que hizo para prepararse para este reto y cómo ha gestionado situaciones similares en el pasado, uno reaviva la necesidad de intentar dar lo mejor.

Rick Bomer es Vicepresidente de ventas para Coalesse (Europa, Oriente Medio y África) y miembro del EQUIPO BRUNEL, ganador de la regata transatlántica ARC de 2015.
Rick Bomer es Vicepresidente de ventas para Coalesse (Europa, Oriente Medio y África) y miembro del EQUIPO BRUNEL, ganador de la regata transatlántica ARC de 2015.

“Solo cuando estemos dispuestos a dejar atrás nuestros hábitos, instintos y convenciones sociales, podremos confiar en los demás y conectar de manera genuina y profunda como seres humanos”

La lección más importante que he aprendido de esta regata es que hace falta coraje para atravesar el océano, pero hacerlo estableciendo una relación tan estrecha con otras personas, compartiendo necesidades y experiencias físicas y psicológicas de manera mutua y profunda requiere aún más coraje. Como dijo Cristóbal Colón: «Uno no puede cruzar el océano hasta que tiene el coraje necesario para perder de vista la orilla». En los negocios podemos llevar esto más allá de la sensación de espacio literal. Solo cuando estemos dispuestos a dejar atrás nuestros hábitos, instintos y convenciones sociales, podremos confiar en los demás y conectar de manera genuina y profunda como seres humanos.

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